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domingo, 7 de febrero de 2010

Casamiento.

Tic tac, tic tac. El reloj rechinaba en sus oídos. Tic tac, tic tac. El tiempo se acababa y la mujercita sabia perfectamente que cuanto mas tiempo pasaba menos tiempo la quedaba para escapar. Tic, tac, tic, tac. Se le crisparon las manos y el nerviosismo asomó por sus oscuros ojos.
-Marie Black ¿Quieres a Emmerick Williams como tu legítimo esposo y prometes quererle, amarle y respetarle durante todos los días de tu vida, ya sea guerra o paz, riqueza o pobreza y salud o enfermedad hasta que la muerte os separe?
Por una milésima de segundo se le nubló la vista, su corazón se paro y su mente se quedo en blanco. En ese pequeño instante veía como su libertad se iba retorciendo, acortando, encerrándose en una pequeña casilla y tirando la llave de la cerradura por la ventana. ¿Tan pocos meses conociéndose merecen toda una vida amargada? ¿Tan sola y desesperada estaba?
Alguien se aclaró la garganta pretendiendo que Marie saliera del trance. Ella respiro hondo y tiro el ramo a la cara de su EX casi marido y corrió. Corrió como en su vida lo había echo, empujando a la gente a su paso, llorando de alegría, saltando, respirando hondo y degustando SU libertad.

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