Por eso no temo al fuego, pero si a las cenizas.

Ella. Ella no es normal. Ella que es como el fuego. Con su pelo escarlata y salvaje, como cuando ves un incendio en la televisión y sientes que es imparable. Con sus ojos anaranjados, con las chispas que la hacen parecer peligrosa. Y sus labios, siempre pintados de carmín rojo. Aún recuerdo las tardes en Barcelona observándola. Cuando se dejaba ser ella misma, cerrando los ojos y aspirando fuerte el aire que la rodeaba. Con su cajetilla de lucky strike asomándole por uno de los bolsillos de su cazadora de cuero. Alguna vez le pregunté porque se compraba esa marca y me respondió sonriendo que le daba suerte, eso es, esos cigarrillos le hacían tener golpes de suerte. Esporádicamente desaparece semanas y cuando vuelve siempre responde que había ido a por tabaco y se había entretenido. A veces llega a las tantas a mi casa con la moto y, con una botella de ron, ríe y me pide que me escape con ella. Otras veces, simplemente coge la llave de debajo de la alfombrilla y se mete en mi cama llorando. Siempre pensé que las pastillas antidepresivas no eran buenas para ella, pero ella dice que es su medicación y que así puede con todo. Un lunes de cada mes vuelve llena de moratones después de visitar a su padre y se pasa toda una semana tirada en la cama, sin querer comer. Pasea su sonrisa pícara por todos los locales y se mete en problemas de los que yo la tengo que sacar. ¡Está loca y es preciosa! Siempre sueña con ser libre y me recuerda que soy su demonio de la guarda. Odia la palabra ángel, así se llama su padre. Y yo la quiero, la quiero muchísimo y dependo totalmente de su bipolaridad y sus manías. Porque se que ella también me quiere, pero aún es joven para atarse a nadie, o eso me susurra cuando hacemos el amor en alguna playa. Nos complementamos, ella comete los errores que yo corrijo, ella tan independiente y yo, dependiendo de ella. Porque sus llamas rodean mi corazón cuerdo, o insensato por amarla. Y no tengo miedo a quemarme, sino a que un día se apague. Por eso no temo al fuego, pero si a las cenizas

¡Adivinad quien al final de puente se pone enferma y se pierde dos exámenes! Pues ya sabeis, yo. No he dormido a penas unas horas y me he pasado la noche delirando por la fiebre. ¡Si es que soy gafe! jaja. Espero que os guste la entrada y el dibujo que hice. Y gracias a todos los que me seguis y me comentais diariamente, os debo mucho, porque sin vosotros este blog no es nada. ¡Besos!