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domingo, 4 de abril de 2010

Como el amor.

Recordaba cada segundo de aquel día, desde el "Buenos días" de su despertador hasta ese momento. Miro a los lados. Le miró. Estaba dormido. Uno de sus brazos rodeaba la cintura de la pequeña. Busco más hondo en su mente.

''LLegaba tarde, como siempre. Toco el timbre mientras los nervios la comían por dentro ¿Dónde será?¿Lo habrá comprado él?¿Cómo será? Pensó en dar la vuelta, en desacerse de las dudas, de olvidar; pero optó por esperar. Se abrió la puerta y apareció un chico de 1'80 metros aproximadamente, rubio, ojos muy negros, músculos definidos y una sonrisa preciosa. Se estudiaron por un segundo y ella se lanzó hasta su boca. Fueron adentrandose en la casa. La casa, o mansión como ella la llamaba de broma, era enorme. Bien decorada. Estilo antiguo pero con detalles modernos. Resbalaron hasta su habitación. Muy de él. El temor desapareció un momento de sus ojos cuando se desnudaban, descubriendo cosas del otro que nunca habían visto, comiendose a besos, acariciando cada milímetro de sus jóvenes e inespertos cuerpos. El único error fue la protección. Se dejaron llevar. Ella lloraba. El dolor era casi insoportable, sin embargo era bonito. ¿Cómo algo tan doloroso puede ser bonito? Como el amor. El insistia en parar. Ella le suplicaba que no. El dolor desaparecia, el ansia de amor les llenaba por dentro, el calor era sofocante.."


Y casi dos años después, aún recordaba cada detalle. Le miró otra vez y sonrió. El llanto de un bebé la sacó de sus pensamientos. Elena. El regalo más bonito que esa noche les dió.

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