Sigues ahí, parado. Y el tiempo parece que no ha pasado y el
reloj no ha sido tan rápido como para seguirnos. Intento adivinar qué piensas,
pero sigo teniendo más ovarios que telepatía y te lo pregunto. Sonríes y
preguntas lo mismo, aunque sé que ya lo sabes. Cuatro manos, cuarenta dedos,
dos ojos, dos bocas y dos corazones, aunque sabes que en tu habitación somos
sólo uno. Creo que hace poco tenía clara la idea de mandarlo todo a la mierda,
pero ya no. Y mira que sería simple decir “adiós” y convertirnos en unos
náufragos con cuatrocientos trocitos de alma rota buscando otros piratas de ron
y cama. Supongo que se me escapó el jodido “te quiero” en un suspiro, porque no aguantaba más en mi garganta. Y, por
supuesto, las lágrimas bajaron a mi boca, que ya ardía por recordar tantos
besos guarros. Me miras como siempre, pero joder, a la vez como nunca y me
atraviesas. Creo que buscas una respuesta en mi silencio. Pero me da por
aguantarte la mirada, esperando que se funda, con miedo a que nuestro fuego ya
no sea volcánico y nos toque recoger las
cenizas de la distancia, del verano más frío. Pero, para tu sorpresa, mi lengua
calla por preferir con un beso decirte todo, y sin resumir.
"Cómo no vas a cansarte si de miércoles a martes ya estoy harta yo de mi..
y como voy a vivir cuando te canses de mi"
1 comentario:
guapísima! hacía mucho que no me pasaba por tu blog, un error enorme, porque me encanta. Me tendrás aquí más a menudo. Un besito preciosa, pásate por el mío si te apetece.
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