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domingo, 11 de julio de 2010

Memoria

"La memoria es el conjunto de sucesos que almacenamos en nuestra mente y guardamos por un periodo de tiempo. Se dice que los peces tienen una memoría que dura tres segundos aproximadamente. Sin embargo, nosotros podemos estar toda una vida recordando cada pequeño detalle. ¿En el amor? nunca se llega a olvidar [...]"


Sean llevaba tres días haciendose el duro, aparentando ser fuerte e intentando que los demás creyesen que era feliz. Sean llevaba tres días llorando a solas, siendo muy frágil e infeliz. Hacía tres días que Addie y él habían terminado, lo que era, una bonita relación. Addie aún le quería aunque lo escondía muy bien, había sido la que dio el paso para que todo se terminara y aún no sabía el claro motivo. Sean estaba locamente perdido por ella pero sería demasiado inmaduro, por su parte, enfadarse y hacerse la víctima, él nunca fue de esos que se arrastran. Antes tenía muy claro que no quería olvidarla, quería recuperarla, pero al ver que ella parecía feliz y ya no se interesaba por él, las ilusiones y las ganas fueron marchitando. Hasta quedarse, en una simple, rendición. Addie tampoco lo había pasado demasiado bien, ya no sentía lo mismo por Sean, pero al verlo feliz y que parecía que ya no le importaba, le hacía un pequeño nudo en el estómago. Tenía claro que la había olvidado, tan pronto. Se preguntaba si la seguiria queriendo o, en verdad, estaría con otras chicas, de caza. Él si que llevaba días queriendo olvidarla, sin resultado, con el corazón echo un ocho, con la cabeza dándole vueltas. Necesitaba, otra chica, necesitaba probar ese médoto y verificar si funcionaba o se volvería loco, necesitaba olvidarla, ya no la quería querer. Pero necesitaba hablar con ella a cada hora y hacerla pensar que era fuerte y que no la necesitaba, solo para sentirse un poco mejor. Aquella tarde, los dos habían salido a olvidarse.

-Eh.. ¿Sean?
El chico despegó los labios de una chica de falda corta que agarraba por la cintura dulcemente.
-Addie..
-Bueno, no os molesto, solo quería saludar y.. -la otra chica hizo amago de volver a besar a su ex y sintió como el corazón se le salía del pecho por celos, por ganas de tirarla de los pelos y de gritarle a él lo muy capullo que era por olvidarla tan rápido. - bueno, adios.
-No, espera -la siguió dejándo a la chica de la falda allí parada.
-Muy guapa la chica eh, si si muy mona -escupió con ironía- te ha faltado tiempo para irte con otras.
-No, Addie, esto no va a así, tu y yo ya no estamos juntos porque tu no quisiste seguir y..
-Increible que rápido olvidan las personas -rió con sarcasmo mientras lo escrutaba con una mirada acusadora.

A ella se le escapa una lágrima de odio, o de amor. Él la miraba decidiendo si iba a callarse o no, lo que su corazón le estaba gritando y lo que la razón le quería silenciar. Suspiro y miró las manos de ella que estaban temblando, como siempre que se pone nerviosa, ¡oh joder, como la echa de menos!

-Lo he intentado, olvidarte, pero no puedo. No puedo seguir pensando en ti como lo hago, acusandome de cada discursión como culpable, culpándome de lo que ha pasado, llorar por las esquinas, dar pena. No, no puedo y no quiero, porque mi orgullo me lo pide, que ya está bastante destrozado. Necesito que "un clavo saque otro clavo" o quizá necesite darte celos para que vuelvas conmigo. Me da igual soportar el castigo de dormir con otras para soñar contigo, escuchame, no te he olvidado y no puedo hacerlo aunque quiera. En un cuento de hadas, o en una película esto acabaría bien, como mi punto de vista lo ve como "un final feliz". Pero esto no son fantasías y no te voy a poder recuperar asi que déjame olvidarte, lo necesito y me lo debes porque yo no merezco tanto dolor. Sí, se me da genial fingir, fingir estar bien.

Addie enmudeció, había escuchado todo y se sentía mareada. Él tenía razón. Algo en el corazón la gruñó, ¿le quería o no?, quizá le daba rabia que el fuera feliz, más que ella. Y ahora que sabía que no lo era, entendía porqué debía a Sean la felicidad. Él quería olvidarla y ella, ahora lo echaba de menos y tenía ganas de quitarle el sabor, de esa niñata con falda corta, de la boca con un beso. Pero no lo hizo. Ella lo quería, o eso creía y no estaba dispuesta a hacerle más daño, se quitaría de su camino para siempre, aunque también para siempre le ofreció su ayuda y su amistad. El tiempo curaría las heridas y, con suerte, la memoria.



"Quién fuera pez, para olvidar las tristezas y vivir cada momento, cada lugar, cada amanecer, cada caricia, cada sonrisa, cada sentimiento, cada mirada y cada cosa como si fuera la primera vez"

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