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martes, 12 de octubre de 2010

Ella dependía de él y de sus inseguridades.

Una llamada.

-Ven a buscarme, por favor.

Su moto se pone en marcha. Se coloca un poco el pelo y se pone velozmente el casco. Llueve. Piensa en la llamada. Piensa en Pamela. Piensa en como se conocieron. Piensa en la fiesta de la playa. Piensa en el mar, en las olas, en su cuerpo, en su perfume, en su calor.. y prefiere no pensar. Pasaron semanas buscándose. Él buscando en otras lo que ella le robó. Ella fingiendo no buscar nada delante de su novio. No pudieron olvidarse. Y se encontraron de nuevo. Y no han vuelto a separarse. Ella a veces llama pidiendo que la secuestre y él la recoge y se fugan durante horas o días.

-Hola.

-Arranca -susurra.

Sube a la moto y se abraza fuerte a Jack. Lleva un moño descuidado, un pañuelo largo, unas botas largas, una chaqueta vaquera larga y una falda corta, muy corta. Tiene el rimel sembrado por sus mejillas y los ojos encharcados. Su perfume de vainilla está mezclado con olor a Ron. La moto coge velocidad. El viento les golpea en la cara y la libertad les da alas. La gente se esconde tras sus paraguas, los niños saltan sobre los charcos con sus botas nuevas y sus madres les regañan sonriendo. El semáforo da color al día, tan gris. Los bares abren sus puertas y ofrecen calor con copas de alcohol. Las luces de las farolas se encienden y las de los rascacielos se apagan. La ciudad pasa rápida ante sus ojos. Jack ha notado como se mezclan las gotas de lluvia con las lágrimas de su acompañante. No es la primera vez que ella llora en silencio, pero Pamela le pidió que no preguntara y él no se atrevió a hacerlo aunque sospechaba lo que pasaba. El motor se para. Ya han llegado. Ella se tambalea mientras tararea una canción y él la coge en brazos. Entran en el portal y alguna señora que busca algo de lo que hablar con sus vecinas, se asoma a la puerta poniendo mala cara. En el ascensor ella le coge la mano y la pone debajo de su falda. Jack la besa cogiéndola de la nuca y a ella se le ponen los pelos de punta. El ascensor va subiendo y él la empotra contra la pared mientras ella enrosca sus piernas en su cintura. Se abre la puerta del ascensor y Jack abre con rapidez la puerta y se introduce dentro del piso. Se choca con alguna pared y los dos rien. Él por su torpeza, ella por los efluvios del alcohol. Se deslizaron entre besos hasta que los labios se les secaron. Con hambre, con la musica de su placer.

-Pam..

-¿Si, amor?

-No puedo seguir así.. -dijo acarianzole los labios- No puedes llamarme a las tantas, piendo que te recoja, llorando, empapada en alcohol, que me beses, que follemos y que hagamos como si nada hubiera pasado.

-Está bien, no te llamaré más.

-No, Pam, lo que quiero es que me expliques que pasa, quiero estar contigo y no solo en la cama. Quiero que mandes a tomar por culo a ese novio tuyo, no quiero ser mas tu amante, quiero que renuncies a todo lo que yo estoy renunciando por tí. Quiero que seas mía.

-Cielo, no entiendes nada -dijo sonriendo, con un cariño infinito y le beso dulcemente. -Si por mi fuera me fugaría contigo al fin de mundo, seriamos nuestro dueño, dueños de nuestro destino. Pero..

-¿Pero?

-No puedo abandonar a Kevin, me mataría.. -suspiro con la tristeza asomandose por sus ojos- Dejemos de hablar y bésame amor mío, ámame porque por la mañana ya no estaré.

Y él, prisionero, la besó. Sabía que Kevin la pegaba, por las manchas oscuras que teñian el cuerpo de Pam y sabía que pronto todo aquello acabaría. Ese capullo no iba a volver a hacer daño a la persona que más amaba, por la que su corazón latía y se secaba cada vez que ella se iba.

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